Cuando se piensa en Málaga, mayoritariamente se piensa en costa, sin embargo, no muchos saben que a poco más de una hora de la capital malagueña, existe una zona montañosa, de pueblos de ensueño y carreteras salpicadas de miradores y viñedos en laderas imposibles. Su cercanía al mar y su tranquilidad, la convierten en un destino ideal.

Clara Verheij y André Both
Clara Verheij y André Both, llegaron a nuestra tierra desde Holanda en 1995. Cuando se instalaron, quedaron atrapados por la zona y supieron que querían recuperar los viñedos abandonados que encontraron en esta finca. Desde 2003 lideran un maravilloso proyecto familiar en la Axarquía malagueña elaborando vinos de alta calidad que gozan de gran reputación. Si pasas varios días en la zona, es indispensable que los conozcas.

Sayalonga
La finca está ubicada en el término municipal de Sayalonga, a 450 metros de altitud, en un impresionante edificio moderno, perfectamente integrado en el entorno. Sus viñedos, muy antiguos, cultivados sobre suelos pizarrosos y poco profundos debido a la erosión, presentan muchas complicaciones para una recogida que ha llegado a llamarse «heroica», pero son perfectos para el cultivo de la vid, sobre todo para la Moscatel de Alejandría.
Visita, cata y menú, producto local
Puedes realizar una visita y cata de sus vinos, pero sinceramente, lo que de verdad te recomendamos es disfrutar alguno de los dos menús que ofrecen con platos creados especialmente para sus vinos, algo a lo que no estamos acostumbrados, porque normalmente ocurre al revés, son los vinos los que acompañan a los platos. Es una experiencia muy completa y disfrutona.
Todo lo que se ofrece en el menú es de origen local y no hay carta o menú impreso porque va cambiando según lo que las estaciones o el mercado ofrecen. Además de estupendos almuerzos en un fantástico salón de ventanales enormes con vistas a la Axarquía o en el jardín, son famosas por sus noches musicales temáticas con cocina de diferentes partes del mundo, acompañada, por su puesto, de sus vinos.
De nuestro almuerzo, elaborado por André, destacaremos Lobban, un espumoso muy original y distinto. Treinta meses de crianza sobre lías en botella con uva xarello, macabeo, parrillada y moscatel. Estuvo acompañado de un fantástico Salmón marinado en sal y eneldo durante 48 horas, marcado dos segundos y servido en tataki con salsa de espinacas, jengibre y wasabi y una disfrutona Ostra con salsa del mismo espumoso y Perla de Granada.

Y para los que siguen pensando que el sur no se hacen buenos tintos, una recomendación, Ariyanas 2018 elaborado con Merlot, tempranillo y Cabernet Franc. En esta ocasión André eligió como acompañamiento un Lomo bajo relleno de Salvia y alcaparras con higos, shiitake, portobello, peras al vino y croqueta de mollejas. Una combinación compleja y a la vez sencilla que recogía muchos de los elementos de su jardín y que te hacía sentirte totalmente integrado en el ambiente.
El broche lo puso un Ariyanas Naturalmente dulce con Bizcocho de romero sobre queso de cabra, sorbete de albahaca, nata con lavanda y crema de manzana.
Compras en la bodega
Salir de una bodega sin comprar es misión imposible. Para casa se vino el Tinto Dulce Ariyanas David, que estamos deseando degustar con un buen chocolate, alguna botella de Ariyanas rosado y su fantástico Ariyanas naturalmente dulce. Anímate a visitarlos y nos cuentas qué has traído a casa.
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