Jerez es bodegas, tabancos, vino, flamenco, caballos. Sí, Jerez es eso y mucho más: autenticidad, elegancia, arte, patrimonio, cultura. Jerez es a ratos tradición, a ratos modernidad. Jerez es berza y pringá, chicharrones y rabo de toro. Jerez es creación, alta cocina y sensibilidad. Y si con esta carta de presentación no estás ya planeando una Escapada a Jerez de la Frontera, seguro que lo harás después de leer nuestras recomendaciones.
Ciudad pequeña, fácil para recorrer a pié. Aquí el coche es un problema, así que busca alojamiento con parking y olvídate de él. Da muchísimo juego ella solita, pero su cercanía a algunos de los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz como Arcos de la Frontera o a localidades como el Puerto de Santa María, Cádiz, Chiclana de la Frontera o Sanlúcar de Barrameda también te permite estirar tu estancia y disfrutar de una vacaciones de lo más variadas.

Qué ver en Jerez de la Frontera
Sería una pena abandonar la ciudad sin conocer su rico patrimonio. Toda visita a Jerez comienza en la bonita plaza del Arenal, uno de los puntos más céntricos de la ciudad, desde donde se llega fácilmente al Alcázar de Jerez. Fortificación de origen medieval, que estuvo a punto de desaparecer, en la que se han alojado reyes y personajes ilustres y que hoy luce hermosa y lozana. Sin duda uno de los imprescindibles que ver en una escapada a Jerez de la Frontera.
Tampoco puedes marcharte sin ver la catedral. Situada en la plaza de la Encarnación, la catedral es un impresionante edificio de gran belleza en el que se mezclan distintos estilos arquitectónicos que la dotan de una singularidad especial. En esta zona merece la pena pasear tranquilamente y con la mirada bien atenta a las casas señoriales y los palacios de Jerez o a los distintos edificios que se levantan en la plaza de la Asunción o la plaza Plateros. Tampoco hay que olvidar el Cabildo Viejo, la iglesia de San Dionisio, el Ayuntamiento o el famoso Gallo Azul.
Y si quieres conocer otro Jerez, date una vuelta por el barrio de San Mateo, la zona más antigua del casco histórico: callejuelas árabes, casas señoriales y bodegas de los siglos XVIII y XIX te esperan en este recorrido. Aquí encontrarás el convento del Espíritu Santo, el monasterio femenino más antiguo de Jerez de la Frontera, el Museo Arqueológico Municipal, el palacio de Riquelme, la iglesia de San Lucas, la capilla de Santa Marta y la iglesia de San Mateo, que da nombre al barrio. Sí que te advertimos que no está todo abierto, hay que estar atentos a los horarios de misa y reservas en las bodegas.



Las mejores Bodegas de Jerez de la Frontera
Elegir la mejor Bodega de Jerez es difícil, si no imposible, pero es verdad que mítica Bodega Tío Pepe es «casi» una obligación, a pesar de que su visita estándar sea excesivamente turística. Si prefieres proyectos algo más personales, aunque de renombre, puedes optar por las míticas Bodegas Lustau o Bodegas Tradición y si quieres visitar alguna bodega menos conocida fuera de Jerez y que te atiendan de forma más familiar e individualizada, Bodegas Dios Baco, que nos recomendaron en nuestra última visita a La Carboná puede ser una estupenda opción.

De tabancos
Pocas cosas más típicas e imprescindibles en esta ciudad que irse De tabancos por Jerez, esas tabernas en la que además de poder tomar vino, se vende a granel directamente de las botas. En sus orígenes comenzaron como despachos y eso es lo que los diferencia principalmente de un bar normal. Aunque el alma y el sentir de un tabanco va mucho más allá de clasificaciones y categorías. Hay muchos repartidos por la ciudad y de ellos, te dejamos tres míticos: El Pasaje, con su flamenco diario y los papelones de chicharrones especiales, Las Banderillas y ese mítico rabo de toro, San Pablo, con sus paredes encaladas llenas de historia y sus populares tapillas.

Llegó la hora de comer en Jerez de la Frontera
Desayunar en la ciudad del fino
Si nos seguís en Instagram o en Twitter, ya sabéis que el desayuno es sagrado en casa y fuera de ella. Puedo perdonar la cena, pero… ¿el desayuno? ¡Ni de broma! Las opciones en Jerez son muchas: los Churros de la Churrería Plaza de Jerez, las Carmelas, ese bollo blandito relleno de crema pastelera, de la Rosa de Oro, el Mollete de Jamón del Restaurante Antonio o algún que otro brunch en Cafeterías más modernas y alejadas del centro. Pero cuando venimos a Jerez, al menos un día, nos verás sentados en La Moderna con sus Rebanás de Salmorejo y Mechá. Ese pan bien tostado, el ritmo que llevan en los desayunos, su «mechá bien colocá», el ambientillo de la gente que se acerca, la autenticidad del local… Prueba y nos cuentas.

Un bar, un restaurante y dos estrellas Michelín
Juanlu Fernández e Ismael Ramos han regalado a la ciudad las dos estrellas Michelin que brillan en sus cocinas. Curiosamente, se encuentran a escasos metros, en la misma plaza. Aún no conocemos la cocina de LÚ Cocina y Alma pero sí hemos pasado por su «niña pequeña»: Bina Bar. Una opción informal, con clásicos imprescindibles como las fabulosas Croquetas de Jamón, de las de comer de dos en dos, la premiada Ensaladilla de Gambas y un fabuloso Steak Tartar. No se queda atrás la Tarta de Queso, blanca, pero no líquida, con base y rico sabor a queso de verdad. Nos dejó más que contentos.
Ismael Ramos tiene dos grandes propuestas en la ciudad: Mantúa, en el que vivimos una de las experiencias gastronómicas que guardamos con más cariño y que ya te contamos, y Albalá, que no nos cansaremos de recomendar. Informal, pero acogedor, con una propuesta de calidad, una atención cercana, muy agradable y profesional y platos que nos llevamos para el recuerdo. No te pierdas la elegantísima Ensaladilla de bogavante al vinagre de Jerez con espuma de fino, el súper resultón Hummus con chicharrones y encurtidos, un maravilloso Sashimi de atún de almadraba sobre huevo frito y sofrito de tomate y unas Mollejas de ternera con gambas rojas y ajetes de 10, esos «mar y montaña» que funcionan a la perfección y tanto nos gustan.



4. Tradición y modernidad
En esa mezcla que caracteriza a la ciudad y que la hace tan especial conviven proyectos que conservan y potencian las raíces de la cocina jerezana, sus vinos e incluso sus instalaciones como es La Carboná con otros que vuelan lejos y sin ataduras, en el caso de Tiemar by Isidro López.
La propuesta de Tiemar de cocina fusión y el «buen rollo» que transmite su equipo conquistan sin dudar. ¿Recuerdan aquello de “jóvenes, pero sobradamente preparados”? Pues les va como anillo al dedo. Os recomendamos reservar en la barra, donde puedes estar atento al «juego» que allí se cuece: salsas que enamoran, buena técnica y sabores que te «vuelan» la cabeza. Del menú que disfrutamos, atentos porque cambia con cierta frecuencia, repetiría sin parar la Croqueta líquida, leche infusionada con kimuchi y lomito 5J. Tampoco nos costaría repetir el Gazpachuelo de jalapeño suave, sashimi de gamba ahumada al momento, el Dampling de pato, salsa de panceta foie y cacao o la Vieira asada a la brasa, gratinada con chili garlic y ají cremoso.
La Carboná, jerezana por los cuatro costados, es uno de los restaurantes obligatorios de la ciudad si quieres hacer un recorrido por el jerez. Entrar en este casco de bodega con más de cien años de historia ya te predispone. Elegimos uno de sus menús con la idea era hacer un paseo por distintos palos y tener la posibilidad de conocer nuevas bodegas. De la cocina nos quedamos con los Mejillones en escabeche de aguacate a la brasa y Amontillado. Soy una loca de los escabeches, ¿qué le vamos a hacer? Y este estaba francamente bueno. También destacaríamos las espléndidas Mollejas de ternera, glaseado de Amontillado y apio nabo y el sabrosísimo Royal de Ibérico y Palo cortado.




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