Hemos estado dudando sobre si escribir esta reseña o no. A veces descubres rincones tan mágicos que te gustaría guardártelos en secreto, pero se trata de compartir, ¿no?
Es el segundo año que nos alojamos en esta preciosa casa y estamos seguros de que vendrán más. Ideal para escapadas románticas, para unas vacaciones de relax con amigos, para una celebración familiar… sin niños, eso sí. Es un hotel para descansar y eso es a veces in compatible con los peques.

Localización
El Hostal La Lolita se encuentra en el diminuto y peculiar pueblo de Sant Martí Vell. Con tan solo 250 habitantes, el pueblo pertenece en gran parte a una sola persona, la diseñadora de Tiffany Elsa Peretti, curioso, ¿no?.
Está cerquísima de Girona, Monells, Peratallada, Pals, Begur… lo que lo convierte en una excelente base de operaciones. Si a eso le sumas que el Hostal es una casa de piedra preciosa, que tiene un comedor de ensueño, una chimenea que te atrapa, unas habitaciones encantadoras y una buena mano en la cocina que ni os cuento, ¡tenemos EL HOTEL!

Anfitriones
Gestionado por una pareja majísima, Quim y Roser, todo está dispuesto par que solo tengas que preocuparte de disfrutar. Nada más llegar te dan mil ideas sobre qué visitar en los alrededores y dónde comer y además son grandes conversadores, por lo que en los ratitos que sus obligaciones se lo permitan podrás disfrutar de algo de charla con ellos. Son unos anfitriones de lujo.

Gastronomía
Desayunos generosos a base de embutidos de la zona, zumo de naranja natural, café, bollería y panecillos, tortilla, huevos revueltos, infusiones, fruta… y servicio de cenas con un menú que te lo pondrá difícil para decidir.
Roser se pone al mando de los fogones y te deleita con productos de temporada y de la zona para chuparse los dedos. Nos costará olvidar el delicioso Magret de pato con parmentier, cebolla escalibada y ratafia o la espectacular Berenjena asada con hierbas y queso de cabra. La Tarta de Manzana también pasa directamente a mi top de tartas.
Cuando el tiempo lo permite, el comedor se cierra y se disfruta en el jardín y la verdad, no sé qué me gusta más. Las dos zonas son encantadoras y te estés donde estés, te resultará difícil levantarte para empezar a patear pueblos y playas.
Hemos disfrutado muchísimo, muchísimo y estamos deseando volver una tercera, una cuarta o una quinta vez…
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