El que viene a Lagos, viene buscando playas, eso está claro, pero no solo de sol vive el hombre y entre chapuzón y chapuzón, apetece llenarse el estómago, recorrer pueblos con encanto, cotillear mercados, ver puestas de sol o montar en barco. Esta no es la mejor guía de Lagos. Es «nuestra» guía de Lagos. ¿Se pueden ver más playas? ¡Sí! ¿Se pueden visitar más ciudades? ¡También! Pero la pandemia nos ha enseñado que no queremos correr, al menos de momento. Queremos disfrutar con eso que últimamente está tan de moda, el «slow travel», así que si ese es tu estilo, te vendrá bien esta pequeña guía para 4 días en Lagos: dónde comer y qué hacer.

Día 1: Loulé, Solar do Farelo, Ponta da Piedade
Si nos sigues en Instagram, sabrás que llegamos a Lagos después de disfrutar 10 planes en la encantadora Tavira, así que nuestra primera parada antes de llegar fue Loulé. Muchos eligen Faro, la capital del Algarve, pero teníamos ganas de conocer el recomendadísimo Mercado de Loulé y la verdad es que mereció la pena. En un par de horas podrás recorrer la ciudad, ver su castillo y hacer algunas compras.
Siguiendo las recomendaciones de nuestra casera, paramos a comer en Solar do Farero, un restaurante inmenso antes de entrar en la ciudad de Lagos. Aperos, souvenirs, botellas de vino… una mezcla un poco ecléctica que da personalidad a un restaurante lleno de portugueses, acogedor y con un Menú del Día apetecible. Es bastante generoso, así que no os dejéis llevar por la gula y haced oídos sordos cuando os ofrezcan aperitivos. Nosotros no lo hicimos porque nos encanta el queso portugués y luego el menú nos vino largo.

Con la tripa bien llena era momento de llegar al apartamento. Esta vez no os lo recomendamos porque aunque era amplio, muy luminoso y céntrico, está demasiado cerca de la marcha y se hacía difícil dormir sin tapones para los oidos. Directos al puerto deportivo para elegir la empresa con la que haríamos el paseo en barco al día siguiente y a la Oficina de Turismo para saber qué no debíamos perdernos.
Imprescindible recorrer el interior de la muralla, el Forte da Ponta Bandeira y el Castillo. Las calles del Centro Histórico están llenas de casas con fachadas de azulejos y puertas de colores y de preciosos empedrados portugueses. Apunta la Rua Cândido dos Reis, la Rua Infante de Sagres y el final de la Rua Miguel Bombarda, cerca de la Puerta de San Gonçalo, que muestran los más bonitos. Asómate también a la Plaza Infante Dom Henrique, muy atractiva y agradable y con una ubicación fabulosa cerca de la ribera del Besanfrim.
Tras el callejeo pusimos rumbo a los acantilados del cabo de Ponta da Piedade, uno de los tramos costeros más bonitos del Algarve. No olvides llevar algo de abrigo, aunque haga buen tiempo. El viento suele ser fuerte y se agradece una rebeca y algún pañuelo. Aquí no verás el sol esconderse en el mar, pero el juego de colores en el cielo y el contraste con las rocas y el mar serán suficientes para poner el broche de oro a cualquier día en Lagos.




Día 2: Paseo en barco, Mercado Municipal y Praia dos Estudiantes
Desayuno rápido y directos al paseo en barco hasta Ponta Piedade. Todas las empresas son bastante parecidas. Nosotros ya habíamos estado informándonos la tarde antes y terminamos por decidirnos por la empresa Happy Time. Muchos van a ofrecerte ir a Benagil, pero la distancia desde Lagos es bastante grande y el precio es demasiado alto. No merece la pena hacerlo desde aquí. Asegúrate de que las condiciones del mar son buenas, llega pronto para sentarte en la parte delantera del barco (desde ahí podrás hacer las mejores fotos) y prepárate para disfrutar.
Si has hecho la ruta en barco temprano, cosa que te recomendamos mucho para evitar el calor en verano, terminarás a una hora estupenda para acercarte al Mercado, frente al puerto. No te pierdas la zona de las pescaderías, para nosotros siempre es un espectáculo. Si estás en un apartamento, puede ser el momento para comprar algo y prepararlo tranquilamente. Si no, simplemente disfruta del ambiente y luego sube a la terraza para disfrutar de las vistas. Tomar algo no merece mucho la pena. Los precios son demasiado altos.
Llegada la hora del almuerzo optamos por The Garden Bar and Grill. Lagos es muy turística, mucho más que Tavira y cuesta un poco encontrar sitios auténticos. No es que The Garden sea el Portugal más auténtico, pero tiene unas brasas estupendas, buenos precios, servicio muy simpático y un patio de lo más agradable. Anótatelo también para café y dulce o para una copa por la tarde-noche.
Si eres de los que echan de menos la siesta, la Praia dos Estudantes te ofrecerá uno de los mejores escenarios para disfrutarla. No nos extraña que sea visitada por fotógrafos de todo el mundo y es que el puente que corona la playa y que une dos de los acantilados más imponentes de Lagos la hace de lo más especial.
Para cenar seguimos rebuscando sitios poco turísticos y terminamos en el Restaurante Escondidinho, que hace buen honor a su nombre. Hay que hacer un poco de callejeo alejándose del centro, pero fue bonito seguir descubriendo fachadas, arte urbano, puertas de colores… hasta llegar a un restaurante muy sencillo en el que éramos los únicos extranjeros. Manteles de papel, jarras de vino de la casa y todos los Carapau Grelhados (caballas) o Sardinas Assadas (según la temporada) que te apetezcan por 12,50€.




Día 3: Silves, Ferragudo y Praia dos Caneiros
Antes de dirigirnos a Silves, desayunamos en Padaria Central. Si hay un sitio de Lagos que no debes perderte es este. Detrás de na bonita fachada, se esconde la panadería y pastelería más antigua de la ciudad. Prueba sus Pastéis de Amêndoa, una delicia y si quieres hacer un picnic en la playa, llévate alguno de sus panes. No desesperes si la cola es larga, va rápida y si puedes, búscate un rinconcito en su barra. Seguro que tomas más de un café y más de un dulce.
Muchos turistas se olvidan de Silves porque está en el interior, pero créeme si te digo que es un pueblo de cuento. Dar un paseo por la ribera del río, con los olivos forrados con mantitas de colores de croché es de lo más agradable. Como curiosear el mercado, subir hasta el Castillo y ponerte morado de Pollo a la parrilla en la Churrasquería Valdemar.
No soy muy amiga de afirmaciones categóricas del tipo “el mejor pollo del Algarve” porque tendría que haber estado en todas las churrasquerías de la zona, entre otras cosas, pero en Churrasquería Valdemar bien pueden presumir de preparar uno de los mejores. El sistema es bien sencillo: llegas temprano, haces reserva, visitas el bonito pueblo de Silves y cuando vuelves eliges la cantidad (medio pollo, uno o…) pides piripiri si te va la marcha, ensalada mixta o de tomate y si te gustan las patatas fritas, pues también. El pollo está realmente bueno, muy jugoso, tierno y sabroso y las patatas también riquísimas. Sitio sencillo, con terraza y manteles de papel. Gente majísima que va refrescando la espera trayéndote una cervecita bien fría…






Se nota que Silves es interior, no corre la brisa y en días de altas temperaturas aprieta el calor, así que lo mejor es que después te dirijas a Ferragudo y después de un bonito callejeo plantes la toalla en la Praia dos Caneiros donde tendrás una de las puestas de sol más bonitas del viaje. Aquí podrás ver el sol esconderse en el mar, llegando el atardecer te quedarás casi solo en la playa y si te da pena marcharte, tendrás chiringuito donde tomar algo. Para nosotros fue de los mejores recuerdos en esta parte del viaje.
Ya de vuelta en Lagos seguro que disfrutas en la Cervejaria Ferradura: Mariscos e Petiscos. Te sonará porque Padaria Central está justo enfrente, así que seguro que por la mañana ya le pusiste el ojo. Berberechos, Ensalada de Garbanzos, Percebes, servicio familiar, cerveza bien tirada… no hace falta mucho más.

Día 4: Arte urbano y Praia de Dona Ana
Comienza la mañana en la terraza de A Doce A Vida. Eso sí, no vengas con prisa porque aquí la vida pasa a otro ritmo. Son muuuy tranquilos, por lo que venir con un libro no es mala idea. Su zumo de naranja es el mejor que hemos tomado en tiempo y sus “torradas” (tostadas con tortilla, tomate…) alimentan a un batallón. Con una tendréis para dos.
Con las pilas puestas es hora de explorar los distintos murales de la ciudad. Lagos está llena de arte urbano. En la Oficina de Turismo te darán un mapa con los más significativos. También visitamos el Antigo Mercado de Escravos y la Igreja de Santo António, que nos dejó absolutamente maravillados. No te vayas sin visitarla.


Ya que estás por aquí, merece la pena curiosear la tienda de artesanía Mar d’Estorias. Antigua iglesia, almacén de cereales y vino, sede de eventos y exposiciones temporales, está ubicada en un edificio histórico rehabilitado cuyo exterior ha sido decorado con un mural gigante imitando el típico azulejo portugués. Puedes comprar artesanía, vinos, licores o comer en la terraza de su azotea. A nosotros no nos llamó la atención su propuesta gastronómica, pero tiene bastante aceptación.
Si solo quieres tomar algo ligero, sin muchas complicaciones, puedes acomodarte en la terraza de Meu Limão a unos metros, junto a la Igreja de Santo António. No te compliques, un Bacalhau a Brass y unos Mejillones y podrás seguir de turismeo. ¿Dónde? Pues a otra praia. Esta vez a la que dicen que es la más bonita de Lagos: Praia de Dona Ana. Un consejo: si lo tuyo es tostarte, tendrás que venir por la mañana porque la sombra llega pronto por la tarde, pero si quieres relajarte y disfrutar de su bonito entorno, la tarde es mucho mejor porque se va quedando sola conforme el reloj va avanzando y podrás tener la playa solo para ti.

Para terminar el día haz parada en Taninos, Wine and Kitchen. Reconozco que fui algo prejuiciosa, pensando que sería un local para extranjeros, sin mucho interés, pero aunque la clientela era mayoritariamente extranjera y los precios eran algo más altos, la cena fue estupenda. Carta corta, bien diseñada con platos tradicionales actualizados. No dejes de probar el Pulpo con Batata, el Bacalao en escabeche, el Atún o algún Quesito portugués a modo de postre.





Despedida de Lagos
Tocaba despedirse de Lagos y queríamos hacerlo en Padaria Central para traernos dulces y pan a casa. Plan fallido porque al ser domingo estaban de descanso, así que tocaba encontrar algún sitio para despedir la ciudad con buen sabor de boca. Aunque es cierto que Lagos no llega a ser tan bulliciosa como Portimao o Albufeira, su atractivo turístico le ha hecho perder algo de personalidad en la cocina. La ciudad se ha llenado de cafeterías de diseño donde tomar el “brunch” rodeado de jóvenes británicos, mayoritariamente. Esos locales carentes de personalidad que podrían estar en cualquier lugar del mundo.
Así que tuvimos suerte de toparnos con el pequeño y coqueto Nina 11 Bar. Puede parecer otro sitio modernito más, pero no. Ponen tanto cariño en tu desayuno que te los querrás llevar a casa. Hacen gala de esa amabilidad portuguesa que tanto nos gusta. Los croissants calentitos son exquisitos y si te va el dulce, tienen Pasteis de nata y Pain au chocolat.
Si tras dejar Lagos te apetece hacer una última parada antes de abandonar Portugal, escribe Vila Real de Santo Antonio en el Google Maps y para a comer en Dom Petisco. Tomar alguno de sus arroces, cataplanas o pescados a la brasa frente al mar y con España al otro lado te dejará un buen sabor de boca del viaje.
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