¿Es Burdeos una pequeña París o es París una gran Burdeos? La respuesta podrá variar según te responda un parisino o un bordelés, pero si buceamos un poco en la historia, verás que hay que admitir que París es una gran Burdeos. Sea como sea, lo que está claro es que su tamaño, localización, vinos y patrimonio cultural son motivos más que suficientes para una escapada de tres o cuatro días. Razones no te van a faltar, pero nosotros vamos a darte 8 razones para escaparte a Burdeos.

1. El Centro Histórico de Burdeos
El centro Histórico de Burdeos es pequeño y manejable. Si te gusta caminar, ni siquiera necesitarás tranvía. Lo suyo es comenzar por el Monumento a los Girondinos, continuar hacia la Place de la Comédie y admirar el espectacular edificio de la Ópera Nacional (la entrada a su bello vestíbulo es gratuita). Después podrás callejear por el Passage Sarget y la Galerie des Grands Hommes hasta llegar a la Porte Dijeaux o la plaza Gambeta. En el recorrido no pueden faltar el Hotel de Ville, la catedral de San Andrés o la Porte de Cailhau y en primavera o verano, el Espejo de Agua.
Canelés: el dulce de Burdeos
Cuando necesites hacer una pequeña parada, acompáñala de un Canelé, pero asegúrate de que sea de La Toque Cuivrée. Pululan muchos por la ciudad, pero son más caros y de menor calidad. Varias teorías rondan en torno a su origen: que si Leonor de Aquitania que si las monjas y los pobres… Lo que está claro son sus ingredientes. Con las yemas que se usaban para la clarificación del vino y harina se comenzaron a hornear estos dulces. Con el descubrimiento de América se añaden a la receta ron, vainilla… y ¡voilá! Nació el canelé que conocemos. Para un buen horneado se usan moldes metálicos, a ser posible de cobre. Tenlo en cuenta si te animas a prepararlos.

Muy cerca de la Puerta de la Porte Grosse Cloche, en la Place Fernand Lafargue y alrededores se encuentra la zona con mayor concentración de bares de Burdeos, unos trescientos. Si te alojas cerca o vas a comenzar por aquí el día, Books and Coffee es el sitio perfecto para desayunar. Aunque su nombre no sea muy francés, te aseguramos que su pan y dulces sí lo son. Baguettes crujientes con mantequilla y mermelada, croissants, pains au chocolat… y un buen café, aunque algo frío para mi gusto. También es ideal para leer, trabajar un rato…


Dónde comer en el centro histórico
Y si la Place Fernand Lafargue acoge la mayor concentración de bares, la Rue Saint Remi y la Place Saint Pierre son las que abrazan la mayor concentración gastronómica de la ciudad: ramen, creperías, restaurantes tradicionales… pero si no te va mucho meterte en el meollo turístico, te recomendamos comer en La Tupiña, del chef Franck Audu. Vale la pena dar un paseo por el río hasta Port Monnaie para disfrutar del Menu de la Semaine en esta posada de campo que guarda todo el sabor de antaño: cremas de verduras, carne estofada, grandes panes expuestos en el mostrador…
Si quieres algo menos tradicional, Berthus puede servirte. Preciosa fachada verde, interior moderno, servicio informal y local algo ruidoso para ser Burdeos. Ofrecen un único menú bastante majo en el que destacaríamos los Corazones de pato en salsa de ajo, perejil y vino tinto con teja de comté y la Espuma de queso Brebis con calabaza asada.
¿Fan de las alturas? Sube a la terraza del Mama Shelter y disfruta de las vistas de la ciudad con un café o una copa de vino y sin tener que subir los 231 escalones de la Torre Pey-Berland.

2. El Barrio de Chartrons: vino y antigüedades
La pequeña y coqueta cafetería Daily D puede ser el perfecto punto de partida para explorar el Barrio de Chartrons, al norte del centro histórico. Su mezcla de burguesía y espíritu bohemio le dan un aire encantador y lo hacen imprescindible. Chartrons sigue representando el mundo del vino y las tiendas de antigüedades como verás si paseas por la rue Notre-Dame.
Si la hora de comer te coge por allí, puedes tomar algo informal en el Mercado en la Place des Chartrons, pero si buscas algún restaurante, tampoco es mala opción la Brasserie des Chartrons, una casa sencilla, sin muchas pretensiones, pero con algunos platos deliciosos como el Foie fait Maison, la Soupe a l’oignon o el Coquelet, la especialidad de la casa .
No puedes abandonar el barrio sin entrar al Museo del Vino y El Comercio. Instalado en tres bonitas bodegas semienterradas, típicas del barrio de Chartrons. Bajo sus bóvedas se hace un repaso por la historia del negocio del vino en Burdeos. Numerosos objetos históricos y paneles cuentan la historia del comercio del vino de Burdeos, el trabajo en las bodegas, la exportación… La visita finaliza con una cata de dos vinos y unas adictivas Pasas al Sauternes cubiertas de chocolate.
No nos dio tiempo a visitar el Museo de Arte Contemporáneo ni el mercado que montan los domingos a orillas del río Garona con numerosos puestos de alimentación, pero nos han comentado que merecen mucho la pena. Si tienes suerte de acércate, no olvides contárnoslo.


3. Saint Michel : El barrio más multicultural de Burdeos
Saint-Michel es el barrio más multicultural de Burdeos. Como siempre que hay muchas culturas, quien más gana es la gastronomía. Olores, colores, aromas… Gente de toda la ciudad viene a comprar productos que no hay en otros sitios. También una buena zona para tomar algo. Alrededor de la Plaza de la Victoria el ambiente va cogiendo un tono estudiantil y los precios se vuelven algo más económicos. Verás que las grandes tortugas que ocupan el centro de la plaza brillan. No es que las limpien a menudo, sino que alguien dijo en su momento que daban suerte y allí que van todos a tocarle la cabeza.
La ruta por este barrio incluye obligatoriamente el Marché des Capucins. Recuerda que en Francia se come pronto, así que si quieres disfrutar del ambiente y comer sin prisas, los suyo sería estar aquí en torno a las 11:00 y comer en torno a las 12:00-12:30. Tras dar buena cuenta de un buen plato de ostras en Chez Jean-mi y de unos Moules Marinières et Frites Maison en Bistro Poulette, ni se te ocurra dejar el barrio sin pasar por Fromagerie Frecaut, una tienda de quesos encantadora con algunas mesas altas en las que poder degustar una Tabla de Quesos que David prepara en el momento siguiendo tus gustos y sus recomendaciones. La acompañamos con nº3 Côtes de Gascogne elaborado con Colombard y Suvignon y nos supo a auténtica gloria.

4. Los museos de Burdeos
La ciudad está llena de museos de todo tipo. Difícilmente tendrás tiempo de visitarlos todos en tres o cuatro días, pero vamos a decirte los que creemos que no deberías perderte: el Museo del Vino y El Comercio, del que ya te hemos hablado, el Museo de Aquitania, y por supuesto, la Cité du Vin.
Nos sorprendió el Museo de Aquitania. Las exposiciones están distribuidas de forma muy didáctica y hace un gran recorrido desde la prehistoria hasta el tiempo actual. Si os gusta la gastronomía tanto como a nosotros, vais a disfrutar con la maravillosa reproducción de una tienda de alimentación antigua a la que no falta detalle. Es un sitio fantástico para recrearse unas horas.
Cuando te acerques, déjate caer por la Boulangerie Terre de Beaulieu para tomar el desayuno. Ingredientes de pequeños productores, harinas típicas, elaboraciones de fermentaciones largas, un despacho precioso y una atención amabilísima. Se puede tomar algo allí o pedirlo para llevar. Te recomendamos su riquísima Focaccia de Cebolla o el Pastel de nueces con caramelo. Los panes son también una delicia.
Nos quedamos con las ganas de visitar La Cité du Vin y los Bassins des Lumières, que siempre cierran a comienzos de año y que además este enero han extendido los días de cierre por mantenimiento y cambio de exposición, pero como se dice, siempre es bueno tener una excusa para volver. Si te acercas hasta aquí tienes dos citas gastronómicas: el Institut Culinaire de France (44 Rue de la Faïencerie), Escuela de Pastelería, Panadería y Chocolatería dirigida pedagógicamente por Pierre Hermé y Les Halles de Bacalan, mercado gastronómico bastante popular en la zona, pero que a nosotros nos dejó algo fríos.

5. El Proyecto Darwin: la zona más alternativa
También asombra Darwin , o lo que es lo mismo, la reconversión de «¿Que tienes un puñado de edificios militares y no sabes qué hacer con ellos?» Pues nada, los conviertes en un enorme conjunto de oficinas. Dos skate parks (uno de ellos interior), start-ups tecnológicas, talleres de artistas y diseñadores, agencias creativas, un gigantesco supermercado ecológico, un inmenso y acogedor restaurante y una zona exterior rehabilitada con muebles de segunda mano, graffitis… Su brunch es bastante popular. Nosotros llegamos a media mañana, ya desayunados, pero no pudimos resistirnos a uno de sus dulces. Si te acercas al fondo de Magasin Général, que es como se llama la tienda y el restaurante, podrás ver cómo los hacen, y lo que es mejor (o peor), ¡olerlos!



6. Bares de vinos
Los «bars à vin» son una de las cosas que más hemos disfrutado en Burdeos. Elegir, probar, dejarnos llevar, comparar, decidir con qué acompañar… Los hay de tantos estilos que te resultará imposible no encontrar el tuyo, ese al que te gustaría ir cada semana a tomar algo si lo tuvieses en casa. Llevábamos una lista simpática y después de leer, probar y mirar la dejamos reducida a estos 4 «bares» para beber vino en Burdeos. Sabemos que aumentará cuando volvamos por esta zona, pero de momento no está mal para empezar y estamos seguros que será una de tus 8 razones para escaparte a Burdeos.

7. Château Papa Clement: uno de los viñedos de Burdeos
Hay más de una docena de viñedos en el área metropolitana de Burdeos. A algunos de ellos se puede llegar en transporte público como es el caso del espectacular Château Les Carmes Haut-Brion o del conocido Château Papa Clement. Nosotros nos decidimos por este último por la facilidad para realizar las reservas y la comodidad para llegar en transporte público porque no teníamos muy claro si alquilaríamos coche para el viaje cuando comenzamos a prepararlo.
Tuvimos la suerte de estar acompañados por una guía muy profesional y didáctica que hizo la visita realmente amena, dio muchísimos datos y respondió amablemente todas las dudas que le íbamos planteando. Los jardines y el château, ahora convertido en un exclusivo hotel, son preciosos. Quizá nos hubiese gustado una cata más tranquila y reposada, pero por lo demás es una visita muy recomendable.
Si has venido en coche hasta aquí, te recomendamos que des una vuelta por otros pequeños viñedos y châteaux. El paisaje es precioso. Nosotros así lo hicimos: Château Picque Caillou, Château Luchey-Halde, Château Les Carmes Haut-Brion. Pequeñas paradas y paseos que nos supieron a gloria.


8. Escaparse a Saint-Emilion
Estar en Burdeos y no acercarse a Saint-Emilion es imperdonable. Es verdad que todo buen amante del vino ha oído hablar de sus Grand Cru Classé, 1er Grand Cru Classé y 1er Grand Cru Classé A, lo que no deja de suponer una gran tentación para acercarse hasta allí, pero Saint-Emilion es mucho más que vino. Una villa medieval perfectamente conservada que bajo tierra esconde casi tanto patrimonio como en sus calles. Esta tiene que ser, sin duda alguna, una de las 8 razones para escaparte a Burdeos. Y si dispones de más días de vacaciones, la zona es fantástica para recorrerla sin prisa: Arcachon y la Duna de Pilat, la inmensidad de Las Landas, el País Vasco Francés…

Preparativos y cómo llegar a Burdeos
La página web de la Oficina de Turismo de Burdeos es completísima. Antes de ir, puedes descargarte directamente esta Guía de Burdeos y llevarla contigo en el móvil y si eres de los que aún aman el papel, no te preocupes porque te la darán en la Oficina cuando te acerques a comprar la Bordeaux City Pass o a reservar una visita a alguna de las muchas bodegas o châteaux que hay en la ciudad.
Nos alojamos en los Apartahoteles Residhome Bordeaux, ideal si no quieres meterte con el coche en el centro de Burdeos y vas a hacer algunas excursiones. Funcional, cómodo y acogedor. Ideal para desayunar o picar algo por la noche en su pequeña cocina si estás cansado de callejear todo el día. Pero si no necesitas parking y vas a estar pocos días, mejor busca algo en el centro.
Son varias las compañías que tienen vuelo directo a Burdeos desde España y el coche no es necesario. Pero si prefieres «pueblear» a tu aire, ir parando donde más te guste o vienes desde el norte de España, alquilar un coche es la mejor opción. Nosotros lo hicimos en Sebastián porque habíamos pasado unos días en el País Vasco y queríamos hacer excursiones a Saint-Emilion y la Duna du Pilat, aunque al final esta última no pudo ser por la lluvia. Lo dejaremos para una escapada en primavera y así aprovechamos para ver la recién remodelada Cité du Vin.

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