Hacer una visita a una destilería de whisky es uno de las visitas imprescindibles en cualquier viaje por tierras escocesas. No soy era una gran aficionada al whisky, pero después de nuestra visita a Escocia, cada vez me gusta más. Esos toques ahumados de algunos whiskies se han grabado para siempre en mi nariz y en mi memoria.

Highlands in my heart
Tras ver algunas fotos de Jesús Terrés (@nadaimporta) y leer su reportaje «Highlands in my heart» supe que Edradour era «the one and only». Fundada en 1825 es probablemente el último whisky artesano del país. En Edradour sólo producen whisky de malta, el de mayor calidad, elaborado con cebada malteada tostada a fuego de horno.
Aquí todo es pequeño, la destilería, las pequeñas y bucólicas instalaciones blancas y rojas y por supuesto, los alambiques. Dicen que cuanto más pequeños sean, más delicado es el sabor del whisky. Usan cebada de la zona y el agua mineral que brota bajo el molino. ¿Imaginas que whisky sale de aquí?

La visita
La visita dura aproximadamente una hora, se desarrolla en inglés y con suerte, en alemán y comienza con una cata de dos whiskies diferentes. Después, podrás llevarte el vaso a casa y dejar que tu mente vuelva a Escocia cada vez que bebas «a wee dram of whisky» (un dedito de whisky).
Tuvimos un guía fantástico, con el que nos divertimos y aprendimos a partes iguales y que respiraba Escocia por todos los poros de su piel. Cuando la visita termina, querrás ponerte un kilt, ver Outlander sin parar y gritar «Libertad» a lo William Wallace.
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