Saint Emilion, mundialmente conocida por sus vinos, es una de las escapadas obligatorias si estás en Burdeos. Su ciudadela medieval, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, bien merece una visita. Calles empedradas, iglesias subterráneas, tiendas de vinos, macarons y pequeños restaurantes dan encanto a una de las ciudades más visitadas del sur de Francia. Aunque sus vinos tintos son un gran aliciente, te recomendamos reservar alguna visita con la Oficina de Turismo. Comprobarás que Saint-Emilion es mucho más que una botella de vino.

Cómo llegar a Saint-Emilion y cuándo ir
Desde el norte de España puedes llegar fácilmente a la zona en coche. Nosotros llegamos en coche de alquiler porque el viaje lo iniciamos desde Bilbao, donde habíamos pasado unos días. Pero no hace falta que alquiles un coche para disfrutar de esta joya medieval. Si eres de los que lo prefieren tenerlo todo atado, puedes contratar una excursión con visita a bodega en la Oficina de Turismo de Burdeos. Y si te gusta ir a tu aire, desde la estación de Burdeos tienes varios trenes que hacen muy sencillo realizar una excursión de un día por tu cuenta. Al llegar a Saint-Emilion solo tendrás que andar 20 minutos hasta el centro del pueblo. El camino lo harás entre viñedos y pequeños châteaux que dan fama a la región. ¿Se puede comenzar mejor?
En verano, cuando el viñedo está en todo su esplendor, puede ser la época más bonita para visitar esta zona. Sin embargo, el calor y los cientos de visitantes que llegan desde Burdeos en una excursión de un día, pueden ser inconvenientes a tener en cuenta. En temporada baja encontrarás algunos castillos de los alrededores cerrados y las viñas desnudas, pero el placer de pasear por algunas de sus calles en casi soledad es un premio que compensa. Hemos visitado Saint-Emilion en dos ocasiones: agosto y enero y nos quedamos con la segunda, sin duda. El pueblo es una belleza y no descartamos una tercera visita, ¿primavera quizás?, en la que nos quedemos a dormir en alguno de los encantadores alojamientos que hay en la zona.

Qué hacer en Saint-Emilion, el pueblo del vino
Explorar el Monasterio de Saint Emilion y la Cripta de la Iglesia Monolítica
Estas construcciones sorprendentes son dos de las principales atracciones de Saint Emilion, una ciudad con una historia cultural ricamente documentada. El Monasterio, construido en el siglo VIII por los monjes Benedictinos, ofrece una experiencia única. La cripta de la Iglesia Monolítica, tallada en la roca, es un excelente ejemplo de construcción subterránea. Sus dimensiones, con una bóveda de 11 metros de altura, la convierten en la iglesia excavada más grande de Europa.
Visitar la Abadía de Saint Emilion
Esta antigua abadía se encuentra en la colina de Saint Emilion y es uno de los lugares más famosos de la ciudad. Construida en el siglo XII, se considera uno de los primeros testimonios de la cultura románica. Se pueden ver los edificios antiguos de la abadía, la capilla de los Trinitarios, el claustro y la iglesia principal. El Apocalipsis, instalado en el claustro de la Iglesia Colegiata de Saint-Emilion, es obra del pintor François Peltier. De 38,5 metros de largo y 5 metros de alto, está pintado sobre cinco tipos de maderas diferentes usando la técnica de pintura al óleo esmaltada. El contraste de colores con el color claro de la piedra forma un conjunto espectacular. Si te gustan los claustros, tampoco puedes perderte el Cloître des Cordeliers. Paseando por ellos es cuando comienzas a pensar que Saint-Emilion es mucho más que vino.
Subir la Torre del Reloj
Desde lo más alto de la Torre del Reloj se pueden disfrutar unas vistas increíbles de toda la ciudad. Para entrar debes pedir la llave en la Oficina de Turismo y podrás visitarla a tu ritmo. Un edificio alto, del que se desconoce su función original, pero en el que se celebra cada año la inauguración de la vendimia. El festejo es todo un acontecimiento para los habitantes de la zona, para los que el vino es parte fundamental de su vida y costumbres.

Pasear por el casco antiguo
La antigua ciudad de Saint Emilion se construyó en torno a la abadía y contiene muchas iglesias, casas, callejuelas del siglo XII y edificios como el Palacio Episcopal, el Monasterio de los Fremenones y la Bastide. La plaza del mercado es otro de los lugares que no debes perderte. Construida en el siglo XIV, es uno de los lugares más bonitos de la ciudad. Situada en la colina, ofrece una vista espectacular y está llena de cafés, restaurantes y tiendas. Disfrutar del ambiente medieval con una paseo por las calles empedradas y la impresionante muralla medieval es es uno de los encantos de Saint Emilion.
Alrededores
Si te has acercado hasta aquí en coche, podrás visitar algunos de los muchos châteaux y abadías que hay en la zona. La mayoría de ellos cierran durante el mes de enero, pero puedes organizar una pequeña ruta consultando los días de apertura en su web. Si no sabes por dónde empezar, te damos un par de ideas a tan solo 20 minutos: la antigua fortaleza de Saint-Michel-de-Montaigne y el Château de Vayres. Eso sí, tendrás que elegir porque están en direcciones opuestas. Si vuelves a Burdeos, Vayres es tu castillo.



Gastronomía
Experimentar el vino de Saint Emilion
Saint Emilion se conoce por sus increíbles vinos. Considerada como una de las principales zonas de vino tinto de Burdeos junto a Médoc, Pomerol y Graves, puede presumir de tener bodegas que atraen a cientos de curiosos cada año. Para conocer cuáles son las bodegas o chateaux que se pueden visitar, tendrás que ir a la Oficina de Turismo o entrar en su página web. Cada día hay tres o cuatro que abren sus puertas, enseñan la propiedad y ofrecen una pequeña degustación. Siempre hay que hacer reserva y si no hablas francés no te preocupes, son muchas las visitas que se ofrecen en inglés o incluso español.
Compras gastronómicas
Aunque todos pensamos en pequeños y atractivos dulces de colores cuando hablamos de macarons, la receta original poco tiene que ver con ellos. El macaron de Saint-Emilion tiene forma redonda y un color dorado. La receta nació en el siglo XVII en el convento de las Ursulinas de la localidad. Elaborado sin colorantes ni conservantes, está elaborado con almendras dulces y amargas, clara de huevos frescos y azúcar. Si quieres comprar los que dicen ser los auténticos, tendrás que ir a la pequeña tienda de Nadia Fermigier. Aguantan bien unos 15 días, así que pueden ser un buen regalo para traer a casa.
Dónde comer en Saint-Emilion
Nuestra idea era comer en Le Tertre, que se nos antojó tras leer un artículo de David de Jorge, pero estaban de vacaciones. Así que tras descartar el recomendadísimo Le Bis by Baud et Millet porque ya llevábamos unos días intensos de queso en Burdeos y precisamente el queso es la gran especialidad de este restaurante, terminamos en Chai Pascal, un pequeño y agradable restaurante alejado de la zona más turística (aunque ten en cuenta que en temporada alta Saint-Emilion es casi un parque temático) con una carta estupenda a precios no demasiado altos para estar donde estamos y con platos y menú del día llenos de ingredientes frescos y de temporada. Disfrutamos muchísimo la Crema de Calabaza y Vieira, el Cordero en dos cocciones y sus mini tablas de queso. Para beber, vino de Saint-Emilion, como no podía ser de otra forma. Si podéis, pedid mesa cerca de los ventanales.




Hacía tiempo que no os visitaba. Muy buen cambio el que habéis dado.
Saludos blogueros
LoBo BoBo
🐺
Muchas gracias por el feedback.