La primera vez que oímos hablar de La Melonera fue hace ya algunos años en una visita a las Bodegas Castillo de Perelada, en el precioso Ampurdá Catalán. Podríamos decir que, en cierta forma, fue en su biblioteca donde se gestó el proyecto que más tarde aterrizaría en Ronda y que tendría como uno de sus objetivos, recuperar muchas de las variedades perdidas a finales del siglo XIX con la filoxera.
La Finca
Lo primero que llama la atención al entrar en La Melonera son sus grandes dimensiones. Acostumbrados a la mayoría de bodegas en Ronda, el tamaño de esta finca impresiona: 200 hectáreas. De ellas, solo diez se dedican al cultivo de viñedo. Repartidas por la finca en distintas parcelas que no superan la hectárea, las viñas se encuentran entre encinas y de ahí el nombre de uno de sus vinos: “La encina del inglés”.
Desde el comienzo han ido trabajando en la recuperación de algunas de las uvas con más larga tradición vitivinícola como son la Tintilla, la Blasco, la Rome o la preciosa Melonera, llamada así porque su piel rallada recuerda mucho a un pequeño melón.
Además de trabajar en esta recuperación, la innovación está muy presente en el trabajo diario de esta bodega: distintos tipos de poda, distintas inclinaciones, distintas alturas… todo encaminado a producir una uva de alta calidad que se exprese en los vinos que elaboran.

Recuperación e innovación
Merece mucho la pena ir visitando todas las bodegas de Ronda porque cada una aporta pequeños detalles, pero si te gusta la tecnología esta es la tuya, sin duda. Su tamaño permite tener toda la maquinaria a la vista y te ayuda a hacerte una idea perfecta de la elaboración y de los distintos procesos. Todo está mecanizado y muy organizado. Da gusto ir observando toda la maquinaria mientras escuchas las explicaciones.
La cata con Milamores
En la cata, dirigida por Julia, de la empresa Milamores, probamos tres de los vinos que elabora la bodega: La Encina del Inglés blanco, La Encina del Inglés Tinto y Payoya Negra. El primero de ellos, está etiquetado dentro de la DO Sierras de Málaga, ya que su uva no procede de Ronda, una de las condiciones indispensables para ser etiquetado con Serranía de Ronda. Un blanco joven, sin crianza, elaborado con Moscatel Morisco, Doradilla y Pedro Ximénez. Un vino muy fresco que se bebe bien.
Los dos tintos que probamos a continuación sí que se comercializan como Serranía de Ronda. Garnacha y Syrah para La Encina del Inglés; Cabernet Sauvignon, Garnacha, Syrah y Tintilla de Rota para Payoya Negra. La proporción de cada uva cambia según el año y la cosecha.
Los acompañamos de embutidos caseros típicos de la zona: jamón, lomo, morcilla de Ronda y choribacon y, ¿cómo no? con queso payoyo.
Además de degustar los vinos, pudimos tener una tertulia muy agradable con Julia. Aprendimos detalles de La Melonera y curiosidades sobre sus preciosas etiquetas, que rinden homenaje a los románticos ingleses que se sintieron atraídos por Andalucía durante el s. XIX. Hasta ahora no nos habíamos dado cuenta que en realidad sus etiquetas forman una sola si las pones juntas.

Visitas así: sin prisas, con cariño, y en lugares tan especiales como este son las escapadas que te dan vida. Ese turismo tranquilo, respetuoso y ligado a la gastronomía que tanto nos gusta. Ya estamos pensando en la siguiente, ¿y vosotros?
Bodega La Melonera
Paraje Los Frontones, 86 – 29400 Ronda
Teléfono: 951194018
info@lamelonera.com
http://www.lamelonera.com
Probé hace poco el Payoya Negra y quizás no lo entendí… A ver si con más paciencia me acerco a la bodega y me entero mejor. 🙂
Merece la pena acercarse a la bodega. Payoya necesita tiempo y buen guiso, de los que saben hacer en Ronda. Terminarás entendiéndolo, ya verás.